9.4.08

Guadalajara 2018

Lellendo el periódico por internet, me encontre con esta columna en público, me parecio bastante buena, aqui se las dejo para que den su opinion.

¿Ustedes como ven a Guadalajara en el 2018?

GUADALAJARA 2018

Este es un ejercicio lúdico. No sé si usted se haya puesto a pensar en lo que estará haciendo dentro de diez años y en lo que será de su vida. La primera sospecha que hay que vencer es si estaremos aquí para entonces y si estaremos vivos y si estaremos sanos. Pero suponiendo que así sea, la siguiente incógnita es ¿cómo será ese ser colectivo del que formamos parte? ¿Qué cara tendrá esta casa de todos llamada ciudad? No sin mucho de deseo de por medio, le comparto como imagino a Guadalajara en 2018.

Para comenzar, imagino que su majestad el auto ha dejado de serlo. Así es, la gente está utilizando cada vez menos el automóvil, en parte porque la gasolina es casi un artículo de lujo debido a que cada vez hay menos petróleo (se ha encontrado muy poco de ese tesoro que se presumía había en aguas profundas) y en gran medida porque el transporte público ha mejorado de manera notable. Ahora hay diez líneas de Tren Ligero que corren debajo de las principales avenidas de la ciudad, hasta hay una que llega a Chapala. En todas las estaciones hay aire acondicionado y los convoyes pasan cada cinco minutos, sus horarios están sincronizados, el sistema es automatizado y funciona las 24 horas. Y lo mejor, avenida Vallarta ya es una ciclovía permanente. Bajó tanto el número de automovilistas, que las autoridades mandaron el poco tránsito que quedaba por La Paz y ahora esa fiesta que antes sólo se veía los domingos es común todos los días. Y digo fiesta porque eso es, la gente se reúne a bailar, a ver espectáculos callejeros y hay un grupo muy numeroso de personas que sólo caminan cada día con rumbo a La Minerva para ver el atardecer.

Ah otra cosa que es notable en el transporte público es que toda la red, al igual que los parques, cuenta con acceso a Internet inalámbrico gratuito. Así que es común ver a la gente con sus laptops —que ya son baratísimas— ipods o navegadores personales que Nokia ha popularizado. Algunos hacen su tarea camino a la escuela, otros chatean con el novio, otros más juegan Age of Empires 20.1 y muchos más consultan la edición electrónica de los diarios que desde hace años son multimedia y cada uno cuenta con decenas de canales de radio y televisión que se pueden captar por la red. Los videoteléfonos son ya comunes, así que hay un mar de gente “hablando” con sus pequeñas pantallas en las que observan lo que está haciendo su interlocutor. Esos mismos aparatos sirven para ver la televisión, misma que desde hace cuatro años ya no es dominada por Televisa y Tv Azteca gracias a un decreto de la Presidencia que permitió la creación de cuatro nuevas cadenas nacionales al tiempo que creó un canal público —que no gubernamental— en el que se muestran contenidos inteligentes que producen las mentes más geniales del país, que por cierto, están desprovistas de la pretensión propia de los intelectuales de 2008.

Y hablando de intelectuales, estos están contentos porque en nuestra ciudad cada vez se venden más sus libros virtuales, que gracias a las plataformas digitales pueden ser leídos, escuchados o vistos, según lo prefiera el lector-visor-audiencia.

Otro aspecto notable de este 2018 imaginario es que Jalisco es gobernado por una mujer. El candidato del PRI a la gubernatura —un ex rector—, y el aspirante del PAN —un ex coordinador de diputados—, fueron derrotados por segunda ocasión y sus partidos están en una severa crisis. Tan severa que algunos analistas ya los dan por muertos, aunque lograron rebasar el 5 por ciento de los votos, por lo que todavía existen. Pero eso sí, sin dinero de los contribuyentes, porque en 2012 hubo una reforma promovida por la gobernadora que logró que los partidos vivan sólo de lo que aportan sus militantes.

Leyes como esa le han ganado a la gobernadora la simpatía de sus electores, así como la aprobación de los matrimonios homosexuales —sí así: matrimonios— que equipararon a la minoría con las mayorías en cuanto a derechos y obligaciones. Sí, eso le valió simpatías, porque Guadalajara se olvidó de su falsa moral y dejó de ser la capital gay que negaba su yo a pesar de tener la mayor población homosexual del país. Otra simpatía se la ganó al enjuiciar a un anciano que hace diez años le dio parte del presupuesto a su religión y ahora su abogado alega que padece demencia senil.

La educación dejó de estar basada en las culpas y desde pequeños, las escuelas les enseñaron a los ciudadanos de hoy a tomar decisiones responsables y hacerse cargo de las consecuencias. Por eso ahora hay menos accidentes y algunas drogas han sido legalizadas.

• Ricardo Salaza

2 comentarios:

Gerardo Noriega dijo...

Bonita visión!

Un tanto utópica, pero me gustaría ver eso a mí también.

No se te olvide una ley municipal que exija la instalación de páneles solares combinado con la regular instalación eléctrica

Saludos

Tony Valderrama dijo...

Este sueño me parece precioso. Ojalá todos luchemos por acercarnos a esta utopía.

Otro detallito: los papás están comenzando a educar a sus hijos en los valores básicos de todo buen ciudadano: a dejar de tirar basura en la calle, respetar las reglas de vialidad, etc.